sábado, 16 de noviembre de 2013

Cuando hacíamos la revolución

Cómo añoro los tiempos en que hacíamos la revolución.
Hace demasiado tiempo como para ajustar la cuenta, pero eran años en los que convertíamos la frustración de cada día en virtud e ilusión (siempre presente en mi vida) para acometer el nuevo proyecto, a menudo demasiado descabellado para ser posible.

Eran momentos de lucha idealista: con los años la lucha decrece, pero los ideales se mantienen intactos. Yo siempre fui verde. No verde esperanzo (aunque no me disgusta en absoluto), más bien verde ecológico
Ahora echo la vista atrás y me sorprende la madurez, a pesar de la adolescencia, que teníamos los de mi "peña" para ver las cosas. No nos planteábamos el ecologismo radical, sino más bien una idea basada en sostenibilidad del mundo rural y forestal. Hay que tener en cuenta que en los años 80 no existían planes de desarrollo sostenible, ni normas de protección urbanística (y si las había, ni caso) ni siquiera normativas de protección de muchas especies y ecosistemas hoy en grave peligro de extinción.
La reflexión viene a cuento de que hace muchos años, un 16 de noviembre, en nuestra bendita ingenuidad, me lié la manta a la cabeza con tres amigos más, y nos fuimos ha realizar una "acción clandestina" consistente en liberar a un animal en cautividad que estaba en un cercado de un lugar muy emblemático de los espacios protegidos andaluces. Con nocturnidad, un frío que pelaba y copiosa lluvia cortamos la alambrada y procedimos a nuestro "atentado pro-animal". Se ve que el animal en cuestión debía de estar en la gloria en su cercado, porque nos golpeó, nos mordió y nos revolcó con furioso ímpetu, de tal suerte que tuvimos que darlo por imposible.
Al día siguiente amaneció la alambrada cortada y el especimen tan pancho dentro de su redil artificial: se ve que era menos ecologista que nosotros. Pero como digo, eran tiempos en que las frustraciones las convertíamos en nuevas ilusiones y nunca olvidaré el regreso a casa, cansados y magullados, en el coche de mi amigo, en el que una y otra vez sonaba la música de nuestros héroes del momento.



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