Me considero bastante ecléctico en lo que a gustos musicales se refiere. Probablemente esa amplia gama de estilos musicales que se agrupan en mi memoria me animan a compartir con todos vosotros mis canciones y sus momentos, la banda sonora de mi vida.
En los años comprendidos entre 1987 y 1992 pasé una época en la que mi hogar llegó a ser la carretera. Perdí hace mucho la cuenta de las veces que he atravesado la ruta que une Granada con Madrid y viceversa. Durante esos interminables kilómetros me acompañó en todo momento el que todos han considerado el mejor grupo de pop-rock de la historia de la música española, a pesar de no haber sido nunca un fenómeno de masas.
Los granadinos 091 se presentaron en el panorama musical con melodía contundentes acompañadas de letras con una profundidad poética absolutamente memorable. Si a eso se une uno de los directos más contundentes y exentos de artificios que he podido ver, y lo rematas con la amistad personal que me une con algunos de sus miembros, hacen un cóctel difícilmente superable.
Aunque como ya digo, fueron los finales de los 80 y especialmente los 90, hasta la desaparición de la banda en 1996, la época en la que los escuché con más fruición, aún hoy hay temas que reflejan mi estado de ánimo y siguen siendo plenamente vigentes, al menos para mí.
Ahí va uno de los grandes tema de los Cero:
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