lunes, 5 de octubre de 2009

Operación Alpamayo


Ángel Briones, tiene 62 años y un currículum envidiable como alpinista. Hasta que en 1997 se rompió la médula en un accidente propiciado por una caída en la finca de unos familiares, había hoyado cumbres en toda la península y en los Alpes, alcanzando su cota más alta con la conquista del rey del continente americano, el Aconcagua... y en 2009, el Veleta.


Desde entonces, la quietud de la silla de ruedas le había condenado a soñar con las altas cumbres, hasta que Internet, y en especial el foro montañero de Nevasport, le permitieron tomar contacto con las tribus que suben “pallá parriba”, y bajo el nick de Alpamayo, mantener vínculos con otros montañeros en activo que así le permitían sentirse más cerca de su amada montaña.

Pero la montaña está llena de signos de solidaridad, y toda esta gente de las cumbres, agrupados en dos “tribus” informales y absolutamente permeables, los Pelitres y los Ytantos, se liaron la manta a la cabeza un sábado por la mañana, quedaron en la Hoya de la Mora, aseguraron a Alpamayo a su silla con unas cuerdas y... carretera to parriba y tó y tó. Alpamayo no se limitó a dejarse ayudar, y a pesar de que unos tiraban de él y otros empujaban la silla, no dejó de darle a las manos hasta la llegada a la misma cima del Veleta, donde los últimos 200 metros, impracticables para su vehículo, los surcó en volandas de sus compañeros de aventura cual costaleros de las blancas cumbres, para llegar a la misma cima del Veleta. Como declaró Ángel: "me sentí como antes, como si no hubiera tenido el accidente, me hizo una ilusión tremenda".


Hasta aquí la historia humana, que por otra parte a nadie de los que amamos la montaña no nos ha extrañado, porque la montaña es la concentración más grande de densidad solidaria y compañerismo que se haya conocido. También es la concentración más grande de locura altruista y de gentes que emocionan en su peculiaridad.

Ahora vienen las reflexiones que me hago cuando miro a dos de mis mundos:

¿Por qué en la montaña seguimos a pies juntillas lo de ayudar al que no sabe?
¿Por qué los cofrades tendemos tendencia a machacar al que necesita ayuda?

¿Por qué un foro de montañeros es un ejemplo de buen gusto y camaradería entre gente que no nos conocemos personalmente y los moderadores casi no intervienen?


¿Por qué los foros cofrades son un auténtico avispero donde hay que poner orden continuamente y tendemos a defenestrar el trabajo de todo el que se menea?

¿Por qué un grupo de 20 chalados curtidos en mil cumbres se parten el pecho para subir a un COMPAÑERO hasta la cima?
¿Por qué ente cofrades si eres veterano ya es que “tienes los cuernos retorcidos”?

Fijaros que distintos son dos de los mundos que más amo. Paradojas de la vida.

Lo mejor de todo esto, es que dado en buen rato que echaron subiendo al Veleta con Alpamayo, ahora se plantean la conquista del Mulhacén.



NOTA: Muchas gracias a los compañeros de Nevasport a los que les he robado las fotos de la aventura de Alpamayo. A esta no me pude apuntar por problemas de agenda, pero estaré en el Mulhacén.



No hay comentarios: