jueves, 24 de septiembre de 2009

Calles estrechas

No hace mucho, en un blog costalero referido a "otros lares", se colgaba un vídeo de un poderoso misterio pasando por el estrechón de una calle, con cajas chinas sonando, un tremendo silencio espectante del público (se podía cortar a tijera, créanme) y una magnífica cuadrilla con un magnífico capataz haciendo la maniobra con arte y saliendo airosos del lance capataz, cuadrilla y paso de misterio.
Hasta ahí todo normal. Por ser normal, era normal hasta el estrechón. Normalito pensé yo. En Granada se pasan mayores apreturas sin cortar la banda y con todo el mundo haciendo ruido. Es más, en Granada cuando las cosas se ponen serias y se corta la música, el silencio máximo que se consigue es un molesto run run.
Digo hasta ahí todo normal, porque debajo estaban los comentarios del blogger. Y claro, una cosa es que algo esté bien hecho, y otra es que empiecen con la genial maestría, el derroche de facultades, el ajuste milimétrico, la sublimación del arte costalero... en fin, que para que voy a seguir. El sumun de lo que viene siendo pasar un paso por una zona estrecha.
Claro, como uno oye mucho eso de que "en Granada no hay capataces", "en Granada no se qué", "en Granada no sé cuanto....", lee lo leído, reflexionado, y me he preguntado: ¿que diría el anonadado admirador si viera esto?:



Dedicado al bueno de José Luis Peña Navajas, capataz reconocido por sus compañeros como "Capataz de Granada" por sus más de 25 años al frente de María Santísima de la Aurora (próximamente Coronada)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno que razón tienes...sin duda alguna, lo que p... bueno que razón tienes...sin duda alguna, lo que pasa es que en granada algunos no quieren admitir que algunas cosas se hacen bien, por ejemplo el bueno de vuestro XXXXXXX, casi dios en vbuestera cuadrilla va diciendo a boca abierta que no hay capataces en granada que den la talla...pero, y el da la talla???

es una reflexión...buena entrada.

El Penacho dijo...

Bueno Anónimo, quisiera hacerte varias puntualizaciones.
Verás que he editado y marcado con XXXXXX un nombre propio, por una única razón: en este blog no voy a permitir vilipendios contra nadie, y mucho menos viniendo de un anónimo. Si tienes algo que decir a XXXXXX, me pides su teléfono, que te lo doy y lo haces en persona.
Ahora bien, te puntualizo que XXXXX perteneció a esta cuadrilla, pero no forma parte de ella en la actualidad, lo que no quita que tenga las puertas abiertas de par en par, como cualquiera, como tú mismo si quieres venir.
Por otra parte, en nuestra cuadrilla no hay nada más que un Dios, y que yo sepa, está en el Sagrario, justo en el Altar Mayor.
En la Cuadrilla de la Ilusión tenemos dos lemas:
- Dos pasos, una cuadrilla.
- Nadie imprescindible, todos necesarios.
Pues eso, que aquí no hay ni dioses ni semidioses.

El Penacho dijo...

Querido Anónimo, releyendo mi contestación he visto que puede que se interprete con cierta acritud. Nada más lejos de la realidad.
Lo que he afirmado arriba, lo sostengo, pero creo que merecías una apostilla a parte de lo que comentas.
Cierto es que en Granada se duda a veces más de la cuenta de la valía de los capataces, pero uno ve cosas como el empaque del de negro cuando baja la Aurora por los Grifos, o escucha cosas, como las que se oyen bajo el Santísimo, o ve actitudes... y llega a la conclusión de que por mucho menos de lo que se hace aquí, a otros los llaman artistas y maestros.
Sin dudar ni del arte ni de la maestría que ellos tienen, me molesta bastante que nadie haya pensado en el monumento que hay que hacerles a cuadrillas y capataces de esta ciudad, cuando hablamos de subir por algún sitio, traspasar algunas puertas o andar por según que calle (por citar una que me conozco, de la primera a la última, ole por los que tienen que pasar por la Carrera del Darro).

costalero gruñón dijo...

en Granada, hay "granaínos" los que se ponen los pelos de punta con estas cosas, y les hacen hablar de su ciudad dondequiera que se encuentren. En cuanto a lo de la Carrera del Darro, ms recuerdos no son gratos...

Un abrazo Manuel, siempre desde el cariño