jueves, 16 de octubre de 2008

Tú, capirotero, ¿de qué te quejas?

Dice el diccionario de la RAE que Capirotero es una adjetivo con la siguiente acepción: Dicho del azor o del halcón: Acostumbrado al capirote.

El diccionario de la RAE, no está del todo familiarizado con la terminología cofrade, aquella que definiría capirotero como sustantivo, y cuya definición rezaría algo así: dícese del sujeto o sujeta que no participando en la vida de hermandades aparecen cuando huelen o presienten cofradía, por ser disfrutadores del vestir túnica y participar en el rito de formar en procesión con las Imágenes de sus devociones.

¿A que viene esto?, pues a lo que se me viene a la cabeza cada vez que veo una convocatoria de Cultos Mensuales o de Cabildo General Ordinario de mi hermandad, o de cualquier otra.

Vemos en las guías cofrades que tal o cual hermandad tiene 200, 300 o 400 hermanos en filas, que en Granada ya es mucho decir, pero ve uno con suma tristeza como cuesta a horrores llenar nuestra sede canónica o como las decisiones fundamentales para la vida y desarrollo de nuestra hermandad se resuelven con un quórum de 40 personas... en el mejor de los casos.

Luego vienen los lamentos, los ruegos y las quejas, normalmente fuera de lugar en tiempo, forma y lugar. La escena se repite, y me da igual el estamento, se repite una y otra vez. Llega cuaresma y en una conversación de barra te preguntan: ¿por qué el terciopelo del manto va a ser burdeos y no azul? ¿por qué pasamos por Gran Vía en lugar de Joaquín Costa? ¿por qué el pantalón de la uniformidad costalera es negro en lugar de blanco?. A mí esto me cansa, me cansa mucho, hasta que he dado con la respuesta idónea: ven al cabildo, entérate de primera mano y sobre todo decide tú mismo sobre lo que quieres para tu hermandad.

Algunos entonces argumentan, es que los cabildos son en viernes y me viene muy mal. ¿Vendrías si fuera en sábado?. Otros te dicen, es que he visto las fotos en Internet y no me gusta la disposición del altar... ¿qué las has visto donde? ¿en fotos?, si si en fotos, es que los domingos tengo la peña del fútbol, la familia, el arroz en el campo....

¿A qué jugamos? ¿qué queremos? ¿a dónde vamos?. El capirotero es quien nos salva de salir en cuadro el día de la estación de penitencia, pero no ayuda en nada a la construcción de la hermandad. Pagar una cuota no da derecho a decidir y opinar a destiempo, es más, pagar la cuota nos concede el derecho y sobre todo la obligación, de cumplir con nuestro deber y ser algo más que el figurante de una procesión, nos obliga a ser parte activa en la construcción de la hermandad.

Lo peor de todo es que miro a mi alrededor, y nos es una situación exclusiva de esta hermandad. Es una situación generalizada que al final, deja la progresión de las hermandades en manos de unos pocos. Antes les llamaban los del cortijo y ahora, cuando se puede participar, les damos las llaves del cortijo a los que queríamos quitársela.

Disculpad todos por el rollo metafísico que me he marcado, pero es que mañana tenemos cabildo y como siempre, me encontraré a la gente por la calle y escucharé mil disculpas para no haber asistido.

1 comentario:

costalero gruñón dijo...

ni media palabra más...por desgracia, como bien dices, no es sólo esclusivo de una hermandad, sino que en tos laos se cuecen habas, ¿verdad?...un abrazo